Mayo 1968: importancia del movimiento estudiantil.

Por Carlos Randazzo

Citando a Herbert Marcuse quien decía : “ Los Estudiantes no tienen , sin duda una visión precisa y detallada de la sociedad que quieren, lo que por otra parte , sería prematuro e irresponsable de su parte, pero saben perfectamente lo que no quieren, y en la fase actual, que es de preparación y no de revolución , es suficiente. En lo que respecta a la universidad, saben lo que quieren. Ellos toman en serio el principio democrático de la autodeterminación y quieren ser educados en la autodeterminación “. Palabras dichas en 1968, que a traigo a colación por todo el tema del debate sobre la reforma a la ley de educación superior y el proyecto de la MANE (Mesa  Amplia Nacional de Estudiantes) para hacer una ley de educación superior más acorde a las realidades y necesidades de la sociedad actual.

Estas palabras resuenan hoy más que nunca.  Las marchas realizadas por el movimiento estudiantil contra la fallida reforma a la educación nos demuestra que los jóvenes tenemos bien claro que queremos para nuestro país: Paz, educación y sobre todo oportunidades.

El movimiento estudiantil es contestatario y esta por fuera de toda lógica de clases sociales porque los estudiantes no somos una clase social homogénea ni pertenecemos a un determinado lineamiento político.

Solo somos personas que deseamos un mejor futuro para nuestro país.  Así como unidos paramos una nefasta reforma que nos perjudicaría a todos, podemos construir  también juntos un mejor mañana (prueba de esto es el proyecto de ley de la MANE).

Descubriremos que es lo que queremos partiendo de saber lo que no queremos: no queremos más guerra, mas militarismo ni sectarismo ni un sistema educativo que forme borregos sino uno que forme ciudadanos autónomos y educados que le aporten al país.

Seamos como decía Jean Paul Sartre en 1968 “la generación que lleve la imaginación al poder”.

Que los valores de paz, democracia y derechos no se queden en los libros sino que vivan en nuestros corazones y sobre todo en nuestras acciones. Los estudiantes no podemos vivir en una burbuja. No podemos ignorar que vivimos en un país de enormes desigualdades donde la pobreza es rampante y los desposeídos son millones.

Debemos actuar para remediar los males de nuestro país e imaginar soluciones creativas para construir una mejor sociedad.

No dejemos que el movimiento estudiantil sea satanizado ni que se convierta en instrumento de oscuros intereses de diversa índole. Si no que sea una herramienta de cambio social.

Seamos la imaginación en el Poder. Como aquel Mayo Francés. Como en 1991.